¿Qué nos enseña la biblia con la parábola del hijo pródigo?
Seguramente has escuchado más de una vez que: “el hijo pródigo siempre regresa a casa” sin embargo, más que un simple refrán, esta frase proviene de una historia bastante interesante mostrada en la biblia en el libro de Lucas, y que es llamada “la parábola del hijo pródigo” Un relato de arrepentimiento verdadero de parte de un hijo que fue víctima de sus malas decisiones.
Pero, ¿Que tiene que ver esta historia con nosotros? La biblia está llena de parábolas que nos dejan enseñanzas increíbles y aunque puede que no seamos igual que el protagonista de este relato; todos podemos aprender de historias pasadas que, por alguna razón, tienen una parte en el libro más sagrado del mundo. Estudiemos un poco más de esta parábola para descubrir que podemos aprender de ella.
¿A qué se refiere la palabra pródigo?
El término prodigó es una palabra utilizada en la biblia para referirse a un hijo que desperdicio todos los bienes que tenía en vanos deseos. En cualquiera de las definiciones que podemos encontrar en internet, descubriremos que es exactamente lo mismo, se refieren a una persona que gasta excesivamente todo su caudal sin pensar en las posibles consecuencias para su patrimonio.
La parábola del hijo pródigo- Resumen corto
Si eres de las personas que prefieren leer las historias tal y como lo dice la biblia, esa parábola la puedes buscar fácilmente en el libro de Lucas 15:11-32.
Por otro lado, podemos resumirte esta historia rápidamente:
La parábola del hijo pródigo es la historia de un padre con dos hijos; cierto día el hijo menor decidió pedirle su herencia para poder dejar la casa y disfrutar de ella, tomo la decisión de irse a tierras muy lejanas y gastar todo el dinero en pecados y malos deseos, sin embargo, llego el día en que se le acabaron sus bienes y después de pasar experiencias algo desagradables, se arrepintió y decidió volver a casa.
Contexto de la parábola
Para entender un poco más esta historia es importante mencionar que al momento de enseñarla, Jesús se encontraba rodeado de pecadores y publicanos que habían venido a escucharlo; Los publicanos eran en ese tiempo los encargados de cobrar los impuestos, por lo tanto, las personas los veían como estafadores del pueblo.
Por otro lado, los pecadores eran personas que no gozaban de una buena reputación entre el pueblo, sin embargo, a pesar de que estas personas no eran aprobadas por la mayoría de la gente religiosa, eran exactamente a quienes Jesús quería dar su mensaje de salvación; cosa que no agradaba para nada a los fariseos y empezaron a cuestionar al maestro.
A lo que Jesús les contesto con 3 parábolas interesantes: la del hijo pródigo, la de la Oveja Perdida y la Parábola de Moneda Perdida, las cuales tienen una misma enseñanza principal: “El inagotable amor de Dios hacia quienes están perdidos” Así que, sin duda alguna, esta es la enseñanza más importante de la parábola del hijo pródigo.
¿Qué nos enseña la biblia con la parábola del hijo pródigo?
Esta historia es muy amplia en detalles, es por esto que quizás muchos predicadores han decidido darle múltiples significados, sin embargo, no es correcto que adaptemos la biblia a nuestras necesidades, creyendo solamente lo que nos parezca conveniente; Una de las formas de entender lo que realmente Jesús quería enseñarnos es prestando atención al mensaje principal.
En la parábola del hijo pródigo encontramos 3 personajes principales que podemos apreciarlos de esta manera:
- El padre: Dios
- El hijo menor: pecadores
- El hijo mayor: Los escribas y fariseos (Creyentes muy religiosos)
Es muy común escuchar esta enseñanza hacia aquellos hijos que se han ido de casa, haciendo énfasis únicamente en el lado del hijo menor; sin embargo, Jesús se apoyó también en enseñar a los escribas y fariseos al exponer la actitud del hijo mayor para enseñar que son muchos los que creen en su propia justicia y se van por la religiosidad extrema, sin un poco de misericordia por los demás
Ahora es más fácil comprender que no se trata solo de una historia de miles de años, sino que hoy en día podemos vivirla diariamente. Podemos ser el hijo menor, sentirnos perdidos y sin rumbo; Por otro lado, podemos ser el hijo mayor al tener una actitud de juicio constante hacia quienes aún se encuentran perdidos, sin importar cuál de los dos seamos, nuestra única seguridad es que tenemos un padre que nos ama y nos espera con los brazos abiertos.
Tomate un momento para reflexionar
Ahora que sabes lo que significaría hoy en día esta parábola, ¿Con qué personaje te identificas? Ojo, no estamos diciendo que necesariamente debes ser uno de ellos; sin embargo, todos en algún momento nos hemos comportado como uno de los 2 hijos, tal vez no de una forma tan directa como irte de tu casa y gastar todo el dinero, pero quizás…
- Estás alejado de Dios.
- No has vuelto a ir a la iglesia.
- Estás en la iglesia, pero te sientes solo y sin ánimos.
- Te sientes muy culpable como para volver a Dios
O, por otro lado, como el hijo mayor:
- Eres algo duro con tus hermanos de la iglesia
- Notas muy fácilmente los errores de otros y no los ayudas, solo hablas.
- Quizás sientes rabia por quienes están en pecado.
- Crees que los pecados de los demás son demasiado malos para que Dios los perdone
Si te sientes identificado es completamente normal. Los mejor de todo es que ambos hijos tienen el mismo padre amoroso, justo, fiel y sin importar de que lado de la historia te encuentres, Jesús dejo una enseñanza muy valiosa con esta parábola para que podamos observar la inmensidad de su amor.
Pero es necesario que reconozcas que has sido uno de estos 2 hijos, puedes reflexionar acerca de tu relación con Dios y notar en que estás fallando, no para sentirte culpable, sino para saber si lo que necesitas es volver a casa arrepentido, o, en cambio, si lo que debes hacer es abrazar y perdonar a quienes has estado juzgando constantemente.