Fortaléceme con la gracia de Tu Espíritu Santo y da Tu paz a mi alma para que pueda ser libre de toda ansiedad y preocupación innecesarias. Ayúdame a desear siempre lo que es agradable y aceptable para Ti, para que Tu voluntad sea mi voluntad.
Concédeme que pueda librarme de todos los deseos impíos, y que por tu amor pueda permanecer oculto y desconocido en este mundo y ser conocido solo por Ti.
No permitas que me atribuya el bien que realizas en mí y a través de mí, sino que, refiriendo todo honor a tu majestad, me gloríe solo en mi debilidad, para que renuncie sinceramente a toda vanagloria que venga del mundo, y pueda aspirar a la gloria verdadera y duradera que proviene de Ti. Amén.