Te pido que entres en ella y te lleves todo mal, angustia o tristeza. Que la oscuridad sea reemplazada por el cálido destello de tu intensa luz y que en adelante solo reinen la comprensión, la salud y la prosperidad.
Padre celestial, hoy te abro las puertas de mi hogar, para que lo habites y bendigas con tu infinita misericordia y bondad. Haz de esta, mi humilde morada, tu lugar protegido, porque con tu protección de nada habré de temer.
También te pido Señor, por aquellos quienes aquí moramos. Guíanos por caminos buenos y de ventura. Cada vez que salgamos de nuestro hogar, por favor protégenos de los asedios y amenazas del mundo exterior y permítenos regresar a casa con la satisfacción del deber cumplido.
Llénanos de amor y sabiduría que nos permitan seguir adelante y salir victoriosos de los retos del día a día, y al terminar la jornada, danos la dicha de reunirnos nuevamente en nuestra casa a dar testimonio de tu entrañable bondad. Aleja las discusiones y los malentendidos y ayúdanos ser una familia feliz donde solo exista amor.
Con mi corazón lleno de gratitud porque sé que has escuchado los clamores de este, tu humilde siervo, te doy las gracias padre celestial, creador del cielo y de la tierra. Confío en que tu manto de bendición y amor infinito se pasará sobre mi hogar y mi familia, alejando todo malo.
Amado Dios, mi alma se deleita de saber que eres su padre y que reinas y moras en mi hogar. Porque eres bueno e infinitamente misericordioso y porque quien se acerca a Ti con humildad y fe siempre encuentra respuesta a sus suplicas, te doy gracias Señor, Amén.