Los Frutos del Espíritu Santo y su relación con el cristiano
Una de las enseñanzas fundamentales que podemos obtener de las sagradas escrituras, es el hecho de que el hombre puede expresar su carácter mediante dos vías. La primera, que le aleja del camino de Dios, es a través de las obras de la carne. La segunda es producto de la transformación que obra el Espíritu Santo en cada uno de los fieles que abandona su antigua vida pecaminosa y decide aceptar la voluntad de Dios en su vida.
Cuando estamos en comunión con el Espíritu Santo, este comienza a obrar en nosotros para comenzar a producir sus frutos. Para todo seguidor de cristo, resulta crucial entender qué son los frutos del Espíritu Santo, qué los caracteriza y que importancia tienen en la vida del cristiano.
¿Qué entendemos como fruto?
Cada cristiano que recibe a Jesús de manera sincera en su corazón y se apega a la voluntad y mandamientos de Dios, abre su vida para que el Espíritu Santo more en él, y comience a hacer una verdadera transformación.
Como resultado de esta unión con Dios, sus mandamientos y sus enseñanzas, el Espíritu Santo comienza a producir sus frutos en nosotros como un reflejo de la imagen de nuestro señor Jesucristo en nuestras vidas. Tales frutos se expresan en forma de virtudes basadas principalmente en el amor, y son la guía que dirige la vida de todos los verdaderos cristianos.
¿Sabes cuáles son los frutos del Espíritu Santo?
Lo siguiente que todo cristiano debe conocer es la forma de identificar los frutos del Espíritu Santo, para lo cual no tiene más que ir a lo que Pablo nos enseña a través de las palabras que dirige a los Gálatas:
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne, porque el deseo de la carne es contra el Espíritu y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisierais. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la Ley. Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” Gálatas 5:16-23.
Cada una de las virtudes que el Espíritu Santo hace brotar en los fieles, son un reflejo de las cualidades, voluntad y poder de Dios en su ser, que derivan directamente del amor que tienen para cada uno de nosotros. Por ello, cada virtud tiene una manifestación distintiva:
Amor
Los dos grandes mandamientos: Ama a Dios por sobre todas las cosas, y ama a tu prójimo como a ti mismo, buscando el bienestar común, como nos dice Jesús en Mateo 22:37-39.
Gozo
Es la alegría imperecedera que todo cristiano siente al aceptar a Cristo en su vida, al vivir bajo la voluntad de Dios, sacrificar su vida a la causa de Cristo y dar testimonio.
Paz
Todo cristiano debe recibir la paz en sus corazones con un regalo de Dios, como nos dice Jesús en Juan 14:27 para vivir en armonía con su interior, y en comunión con sus semejantes.
Paciencia
De la misma forma que Jesús es paciente con nosotros (2 Pedro 3:9), en nuestros corazones debemos anidar esa virtud, teniendo fe en que el Señor cumplirá sus promesas.
Benignidad
La biblia anima a cada cristiano a llenarse de benignidad en Colosenses 3:12-13, y mostrar amabilidad para con el prójimo en la misma medida que Dios la demuestra con nosotros.
Bondad
Como nos dice Efesios 5:9, el fruto del Espíritu es bondad, y esta debe manifestarse en nuestras acciones, evitando hacer el mal a los demás.
Fe
Teniendo Fe, siendo leales, creyendo en las enseñanzas y estando comprometidos con el evangelio, podemos agradar a Dios y hacernos merecedores de su gracia (Hebreos 11:6)
Mansedumbre
Tal como enseña Jesús en Mateo 11:29, debemos seguir su ejemplo, aceptando nuestra carga, manteniendo un carácter y trato amable hacia el prójimo.
Templanza
Todo cristiano debe someter sus pensamientos a la obediencia en Cristo, controlando sus pasiones, impulsos y apetitos terrenales, alejándose por completo de las obras de la carne, de las que se nos habla en Gálatas 5:19-21.
¿Cómo se relacionan los frutos del Espíritu santo con la vida del cristiano?
“Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.” Gálatas 6:8-9
Los frutos del Espíritu Santo indican unidad, armonía y fortaleza; son la mayor evidencia de que se ha dejado atrás al ser pecaminoso y se vive únicamente para agradar a Dios. Su manifestación en la vida del cristiano es prueba de la conexión verdadera con Cristo, ya que como el mismo indica en Juan 15:5 solo quienes permanecen en él, dan abundante fruto.
La presencia de estos frutos en el caminar del cristiano, demuestra una vida espiritual vasta, saludable, rica y muy abundante, fiel reflejo de las enseñanzas bíblicas. Por otra parte, su manifestación representa un poderoso medio a través del cual cada uno de los fieles puede dar testimonio y expandir el evangelio sobre la tierra.
Jesús también nos enseña que las personas pueden ser vistas como árboles; y que, según la calidad de su fruto, se puede conocer la calidad del árbol del que proceden, tal como nos indica en Mateo 7:16-20. Todo árbol bueno, dará frutos buenos y será recompensado; por otra parte, un árbol malo no podrá dar buenos frutos y no es de provecho alguno.
Solamente si el fruto que produce el cristiano agrada a Dios, este será recompensado con bendiciones para poder disfrutar de una buena cosecha.