Uno de los momentos más sorprendentes en el Nuevo Testamento es cuando vemos que Jesús se humilla para lavar los pies a sus discípulos antes de compartir con ellos la santa cena también conocida como la última cena. Veamos que es lo que podemos aprender de esta poderoso y sorprendente enseñanza que Jesús impartió por medio del ejemplo.
1. Jesús lava los pies de sus discípulos
Antes de compartir la santa cena, Jesús, se puso de pie, tomó unas toallas, vertió agua en un recipiente y comenzó a lavar los pies de sus discípulos.
2. La objeción de Pedro
Al ver lo que Jesús estaba haciendo por sus discípulos, Pedro, rápidamente objeciona diciendo:
“Cuando llegó a Simón Pedro, este le dijo: —¿Y tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí? —Ahora no entiendes lo que estoy haciendo —le respondió Jesús—, pero lo entenderás más tarde. —¡No! —protestó Pedro—. ¡Jamás me lavarás los pies!”
3. Jesús da la explicación
Con una simple explicación Jesús, le dice a Pedro, “—Si no te los lavo, no tendrás parte conmigo”. Por lo que Pedro en su entender inmediatamente le pide a Jesús que no le lave solo los pies sino que porfavor le lave las manos y la cabeza en señal de que Pedro desea siempre estar con el Señor Jesús. La verdad es que Jesús al lavar los pies de sus discípulos los estaba ungiendo para prepararlos para el mandamiento que les iba a dar unos cuantos momentos después al mismo tiempo que les enseñaba el poder de la humildad y de respetarse entre sí.
4. El mandamiento
El mandamiento que Jesús le da sus discípulos después de haberles lavado los pies fue el siguiente:
“—¿Entienden lo que he hecho con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues, si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes. Ciertamente les aseguro que ningún siervo es más que su amo, y ningún mensajero es más que el que lo envió. ¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica”.
Al lavar los pies Jesús quiso enseñar y demostrar la forma en que los discípulos deben de servir y tratar a los demas en el nombre del Señor. Jesús fue la personificación del amor, la humildad y el servicio por el bien de las personas.
Esta historia la puedes encontrar en el libro de Juan 13.